Quentin Cooke, maestro principal de Javier. Cambridge, 2010. |
A los 24 años tuve la oportunidad de irme a Cambridge, Inglaterra, con el afán de experimentar un contexto más desarrollado de "Los Amigos de la Orden Budista Occidental", es decir, allí podía trabajar en Windhorse Trading, un exitoso negocio budista, y a la vez podia vivir con budistas, compartiendo una bonita casa con jardín en la ciudad, un contexto completo e intenso.
En Cambridge pedí la ordenación para formar parte de la Orden Budista Occidental. Durante los ocho años que permanecí allí hice numerosos retiros budistas: de yoga y meditación, retiros de estudio, retiros solitarios, etc. Completé también un estudio de budismo de tres años.
Durante mi estancia en Cambridge toqué el masaje, estudié kinesiología, hice varios cursos de tipos psicológicos de Myers-Briggs, cursos de NVC (Comunicación No Violenta), atendí a clases de aikido y a numerosos seminarios obteniendo finalmente el cinturón negro, practiqué Tai-Chi, Reiki, etc.
Casi todos son tentáculos del pulpo que es el budismo, es decir, cogí herramientas afines a mi que me ayudaron en mi proceso de autoconocimiento, en mi viaje espiritual, y el budismo siempre permanecía en el centro, pues era la base de práctica que me ha ayudado a transformarme un poco más en una persona más libre interiormente, más positivo, más objetivo, más consciente, más feliz.
El trabajo en Windhorse Trading era considerado por todos como una práctica, y allí tuve una práctica dura, no era coser y cantar!
Lo verdaderamente importante era que el trabajo tenia un significado; era y es un negocio basado en la generosidad, aparte de un contexto de práctica espiritual. Aunque suene raro hoy en día, nadie estaba allí para enriquecerse, el propósito era hacer dinero para reinvertirlo, o para darlo a proyectos sociales de comunidades pobres alrededor de nuestros proveedores, o darlo para proyectos budistas.
La realidad es que en el trabajo no podía escaparme de mi mente, de mis motivaciones. Haces algo durante 7 horas, 5 días a la semana y yo verdaderamente encontraba difícil conectar mis emociones con lo que hacía, algo compartido por muchos. En el budismo dicen que el trabajo es como el "Gurú Tantrico", pues, igual que este tipo de maestros, el trabajo te confronta contigo mismo, "sin piedad", es decir, te confronta con si tus emociones o tu corazón están alineadas con lo que haces, con la realidad objetiva; te confronta con tu nivel de integración entre lo que piensas y lo que haces. Normalmente no quería estar en el trabajo, quería hacer otras cosas, la mayoría de las veces conectaba el "piloto automático" perdiendo el significado de lo que hacía.
Hiroshi Ikeda y Javier en seminario internacional en Francia.2009 |
Estuve trabajando unos 5 años y medio como trabajador de almacén junto a unas 32 personas más, y luego estuve unos dos años y medio como gerente de despacho (todo lo que tenía que ver con transportistas) en una oficina en el mismo almacén.
El 19 enero del 2010 volví a España, dejándome atrás con lágrimas en mis ojos, a amistades fuertes con gente de todo el mundo. Mi gratitud no tiene límites, juntos estuvimos compartiendo la quizás etapa más importante de nuestras vidas. Gracias a ellos soy ahora como soy, una persona un poco más madura, más consciente. Mil millones de gracias.
Almacén, en Windhorse. Amigos descargando el contenedor. |
Hola,
ResponderEliminarRelatas una visisón muy práctica, y aclaratoria, del budissmo para un profano, como es mi caso.
La frase de los tentáculos del pulpo, es como a veces lo he intuido...
Gracias.